¿Cómo fue el secuestro del cuerpo de Evita?
La exactriz, falleció a los 33 años de un cáncer de cuello de útero, y por su simbología el pueblo argentino lamentó durante mucho tiempo su pérdida. Mismo el Congreso le otorgó el título de “Jefa Espiritual de la Nación”.
El cadáver embalsamado de Evita se encontraba en el segundo piso de la sede de la CGT, en la calle Azopardo. Estaba a la espera de ser llevado a un mausoleo que proyectaba edificar en el segundo mandato de Perón.
Pero el golpe de Estado -conocido como la “Revolución Libertadora”- en 1955 que truncó al justicialismo, encontró en el cuerpo de Evita un objeto a ser tratado.
El mayor miedo de quienes ocuparon el Gobierno en esos años era que haya una revolución de masas desde el peronismo para quedarse con el cuerpo.
El teniente coronel Carlos Moori Koenig le propuso a su familia llevar el cuerpo a su casa, pero se lo negaron. Entonces ubicó el cadáver en su despacho, en una caja en vertical. Durante ese entonces, el cuerpo de Evita fue exhibido y manoseado.
El militar argentino Pedro Aramburu, ordenó que el cuerpo sea trasladado a Milán, Italia, donde sería enterrada en el cementerio de esa ciudad.
Mientras que, en 1971, Alejandro Agustín Lanusse dispuso la entrega a Perón del cuerpo y que fuera trasladado a la residencia del expresidente durante su exilio en España.
En octubre de 1974, la agrupación Montoneros usó el cadáver de Aramburu para exigir que los restos de Evita sean devueltos al país. Isabel Perón, presidenta en ese momento, aceptó e inició gestiones para que el cuerpo volviera a Argentina.
Cuando volvieron los restos de Evita, fueron depositados junto a los de Perón, en un mausoleo ubicado en la Residencia de Olivos. Años más tarde, la “Jefa Espiritual de la Nación” fue depositada en el segundo sótano de la bóveda de la familia Duarte en el cementerio de la Recoleta, donde se encuentra hasta el día de hoy.